Resulta que me sentía horrible, animicamente deprimida, y cansada, además un intenso dolor comenzó a apoderarse de mi cuerpo. Sinceramente todo lo atribuí a mi estado de ánimo, no suelo enfermarme, sólo me entristezco de vez en cuando, así que, cómo saber que mi cuerpo ahora sí estaba mal.
Se trataba de un cuerpo, cosa, algo, sin nombre ni forma (o por lo menos no se la vi) que estaba creciendo dónde no debía, y mi cuerpecito comenzó a avisarme que aquella cosa extraña lo había tomado.
:O:O:O
ResponderEliminar¿Estás embarazada?
ResponderEliminarBy the way, el nombre de tu blog me encanta.
ResponderEliminarjajajaja gracias Iván, a mi tus cuentos, y claro que NO estoy embarazada eso sería más horrible que una gorda en tanga con granos en las nalgas en pleno verano!
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