martes, 11 de diciembre de 2012

De pedidas y bodas

Hace unos días llegó a mis oidos una de las mejores historias que he escuchado en las últimas fechas...

El novio de R llegó a su casa con una serie de bolsas y cajas... puso todo sobre la barra de la cocina... R le preguntó
- ¿qué es esto?
-Cosas para el sábado

R revisó:
  • Lazo
  • Arras
  • Anillos
  • recibos de flores
  • Pago tal del local tal... 
Y un largo etcétera...
 



R intentó negar la realidad tangible... y volvió a preguntar:

- ¿qué?
L le contestó, el próximo sábado cumplimos 20 años de novios, hace 10 te pedí que te casaras conmigo, no estoy dispuesto a cumplir 21 años de novio así que nos casamos este sábado, la misa será a las 7:00 ... en la inglesia ... y después una pequeña cena en ... lo único que no pude elegir fue tu vestido así que eso te toca a ti.

Entonces R se casa este sábado... en confidencia me comentó "lo amo tanto que le dije que sí... no quisiera perderlo, así que me caso, hace una semana no sabía... pero este sábado me caso".

La historia es por demás curadisíma...

Tal vez, en algún punto de mi vida me atreva...








jueves, 6 de diciembre de 2012

de verbos y personas gramaticales

1997
Hubo un él al que le gustó un yo
entonces el yo pensó en él
después el yo no fue sin él.

2001
Hubo un yo que se enamoró de un él
entonces el yo convenció al él
pero hubo un ella en él
y terminó el nosotros...

2005
Hubo un nosotros que eramos nosotros
y fuimos nosotros
y seguimos siendo nosotros
hasta que no se pudo más
y fuimos un yo y un tú
para un él y una ella...

2010
Hubo un yo al que le gustó un tú
nos hicimos un nosotros...
después el él quizo seguir siendo un él
y nosotros no fuimos más.

2012
entonces él y yo
fuimos nosotros otra vez.

20...



lunes, 12 de noviembre de 2012

La caja fuerte

¿Tienes una caja fuerte en casa? ¿alguna vez tuviste una? ¿recuerdas las pequeñas cajas fuertes alcancía?

Yo tenía una como esta:
 

Era de Bancomer -cuando el logo todavía era amarillo con verde-; ahí ahorraba todo el dinero que caí en mis manos, nunca tuve domingo definidos, a veces mi papá se veía buena onda y me decía "toma para tu domingo", generalmente me daban dinero antes de irme a la escuela; además vendía hielitos, y esas cosas que hacen los niños; con el dinero que juntaba le compraba un regalo de navidad a mi hermana; trastecitos de plástico en el bazar, o alguna muñeca sin mucha gracia; la intención era lo que contaba.

Hubo algunos años en los que me ví muy egoísta y me compré cosas que mis papás no querían solventar; como mi teclado u organo eléctrico -jamás me quisieron llevar a clases así que el gasto fue muy inutil-.

Bueno, pues les escuento esto porque en la oficina de mi papá había una gran y robusta caja fuerte donde guardaba los archivos más importantes, escrituras, secretos de estado, y esas cosas, además de una que otra joya; cuando yo era niña, y en vista de mi facinación por las cajas fuertes, me enseñó la contraseña de su robusta caja.

Había que rotar la perilla con mucha presición; un poco que te movieras de la rayita indicada y zas, la caja no se habría; mi madre jamás tuvo la paciencia necesaria para aprender, y mi hermana, bueno quien sabe por qué jamás le enseñó a abrirla... el punto es que sólo tres personas en este mundo sabían abrir esa caja: mi papá, su hermano, y yo; de esos tres solo su servidora queda con vida: así que la responsabilidad de abrir los secretos que guarda la robusta caja de mi padre recae sobre mi.

En la actualidad la caja guarda los grandes tesoros de mi madre: alajillas de poco valor monetario -pero gran valor sentimental-, cartas de los niños, la factura del millonario funeral de mi padre, y pertenencias personales de mi papá, que a falta de un espacio en los cajones ha terminado ahí.

Este fin de semana mi mamá me ha pedido que la abra, me pregunto ¿si yo también muriera? ¿quién abriría esa caja? ¿Se perdería para siempre su contenido?¿le pagaría mi madre o mi hermana a alguien para que la abriera?

En fin, después de una media hora de batalla pude abrirla; mi hermana y yo nos encantamos con las pertenencias de mi padre que encontramos; por ejemplo: su última cartera -a penas ha transcurrido una decada y pico desde su muerte, y ya han desaparecido varias de las tiendas de las que mi papá traía consigo una tarjeta, por ejemplo: Mazon o VH, sin contar con los pequeños establecimiento del barrio, como el movies de la Colosio, entre otros-.

Bueno escribo este post, porque aquella robusta caja fuerte, que en algún momento guardó aquellas cosas que mi papá consideró de gran valor, hoy se ha convertido en una suerte de capsula del tiempo, donde todo lo que contiene a nadie más que a nosotros como familia nos podría importar.


domingo, 14 de octubre de 2012

Pizza en casa

Me encanta que el clima cambie por muchas razones:
  1. Me gusta ponerme trapos en el cuello
  2. La ropa de invierno hace que te veas elegante o bien vestida sin mucho esfuerzo. 
  3. No sabes si el grosor de la persona es gordura o un suéter mala onda -en mi caso jamás es el suéter jaja-. 
  4. Duermes arropadita y el calor de un cuerpo calientes aun lado del tuyo siempre es bienvenido.
  5. Puedes hacer cosas ricas de comer en el horno, la casa se calienta y tú comes rico. 
Así que he decidido celebrar el primer fin de semana con fríito para preparar pizzas caseras...

Podría contarles, o contarte a tí único lector jajaja, que la receta es una vieja  receta casera que ha pasado de generación en generación por mi familia, que proviene de allá lejos, que los bisabuelos la trajeron junto con sus 5 hijos al continente y que fue de las pocas cosas que no les robaran a su llegada a México, ni la locura senil puedo borrar de la italiana cabeza de la bisabuela, ni el cáncer de la de la abuela, ni el corazón defectuoso de la de mi padre; sin embargo, la realidad es que la aprendí ya grande, graduada de la universidad; la saqué de un sitio de internet, aprendí a prepararla, porque -como muchas de las cosas que hago en la vida- por aquellas fechas me interesaba conquistar la panza de un amorío medio glotón.

La receta la elegí por sencilla, además porque incluía un ingrediente tan divertido, que me recordaba a mi infancia, que no pude resistirme: ¡prepara masa con 7-up! Me hizo recordar los pastelitos que preparara cuando niña, un poco de tierra, un poco de soda y a darle hasta que quedara una masa consistente, la adornaba con unas cuantas piedritas lindas, unas hojitas de limón, y quién te pegó Lulú, los pastelitos más lindos de tierra jamás hechos por mi, las hormigas me los agradecían siempre.

En fin, no hago más largo este post, iré a comprar los ingredientes que me hacen falta, me pondré mi delantal -único objeto heredado por la abuela en la cocina- y prepararé pizzas... será la primera vez que use el horno de mi nueva casa, espero que:
  1. No se acabe el gas
  2. Sirva
  3. No explote cuando lo prenda jajaja

martes, 9 de octubre de 2012

de la Historia

Será un post corto; en primer lugar porque tengo sólo 10 minutos para escribirlo, y ya he gastado dos; en segundo lugar porque lo que tengo que decir es casi nada:

El pasado, mi pasado - porque el de los otros que no me incluye poco me interesa-, regresó anoche; me golpeó fuerte, fisuró mi dedo anular y se rió de mis esfuerzos por borrarlo.

El pasado volvió, se presentó en una frase: "usa el tuyo".

No pude decir más. Usaría el mío de no ser, porque:

1) No lo tengo
2) Me recuerda todo aquello que quiero olvida.




viernes, 5 de octubre de 2012

La Nona y el pequeño dinosaurio

Durante algún tiempo me había dado a la tarea de buscar un perrito que quisiera ser adoptado; las especificaciones era precisas, quería un perro de raza pequeña -sin llegar a ser miniatura-, de pelo corto y que tuviera ganas de convertirse en la obseción de mis afectos...

Por asares del destino, en una casa -a la que jamás he vuelto-, encontramos un perrito chihuahua... era una robusta bola de pelos, mi hermana sintó que aquello era lo que siempre había esperado y lo adoptó sin mayor miramiento... le pusimos por nombre Don Corleone... a pesar de que el perro se convirtió en la cosa más preciada por nosotras yo sentía que algo me faltaba... Don Corleone había elegido a mi hermana por su madre y yo me limitaba a ser para él la tía que -a escondidas- le daba comida por debajo de mesa.



Pasó un año y medio, cambié de amorío, subí de peso,  comencé nuevo trabajo, mudé de carro, y seguía en busqueda de un perrito, cuando de repente y sin esperalo encontré a mi pequeña Nona, si les digo que fue amor a primera vista mentiría, esas cosas del demonio jamás me han sucedido, pero había algo en ella que me hizo quererla.

La Nona me seguía para todos lados, me mira con admiración, se detenía a escuchar mis historias, entendía que era su madre, Don Corleone su juguete, mi hermana y madre fuentes de cariño alternar para cuando yo no estaba en casa. Pensé que estaba completa... me sentía plena, llena de amor y sin más complicaciónes.

Pero la gente es terca y quiere tener más, así que por enesima vez me cambié de casa, sin saberlo lo haría dos veces más este mismo verano; llegué a donde estoy ahora, dejé a Don Corleone, a hermana y  madre a unos kilometros de distancia... la Nona fue dueña y señora de una habitación, yo me adueñé de dos, un cuarto y un estudio. Viviamos en completa felicidad y amonía... hasta que el pequeño dinosaurio llegó.

La Nona vio con horror como se adueñó de su cuarto, resistió estoícamente, se puso la camiseta y dio todo por la familia; el pequeño dinosaurio tosco, grande y torpe la asustaba a cada rato... la Nona se limitaba a planear sus venganzas, un miadito por aquí, una caquita por allá, un calcetín secuestrado, un zapato escondido, hasta que el pequeño dinosaurio comenzó a respetar las jerarquías del hogar.

Del pequeño dinosaurio no me apetece hablar mucho por el momento... Me dicen que así son los dinosaurios, egocéntricos y huevones, que huyen del trabajo, disfrutan de la holgazanería, hacen sonidos extraños por gusto, gozan de romper cosas, manchar paredes, quemar sartenes, escuchar ruidos por música, que son muy dinosaurios para algunas cosas y lloran cuando los obligas a comer tomate... que hablan lenguaje dinosaurio, entre otras curiosidades....

A pesar de todo he de confezarlo, he llegado a quererlo tanto... tanto, que a veces quisiera que fuera menos dinosaurio y más niño; que me siguiera por la casa, escuchara mis historias y entendiera que soy su madre...




martes, 18 de septiembre de 2012

Toda una sacrosanta madre

Pues resulta que ahora soy madre de un hijo.

El pequeño de 15 años me siguió hasta la casa; algo en su mirada suplicante de cariño me conmovió terriblemente; aquel ser no pidió quedarse pero desde el domingo está aquí.

Hasta ahora jamás había sido madre de nadie, creo que estoy desempeñando muy bien mi rol. Amorosamente le pido que lave los trastes, tienda la ropa, alimente al perro, haga su tarea, saque la basura, barra, recoja trapos...; más amorosa aún le digo que se haga su desayuno, su merienda y que sirva su cereal de las noches.

Soy un modelo de madre, estoy segura de ello; plático con él rumbo a la escuela de algo que sólo podría interesarme a mi, y trato de introducir palabras chabacanas -porque aún soy joven- pero las digo con cuidado porque no quiero fallar en mi soliloquio maternal, le grito -sin necesidad alguna- frases amorosísimas de madre en la puerta del colegio, seguro todos piensan "ella sí que es una verdadera y gran madre".-

Pepeno ropa de familiares que le pudieran quedar; viste con orgullo lo que algún primo lejano ya no quizo; lo miro amorfo, flaco, alto, torpe en todos sus movimientos, tímido, con sus shorts dos tallas más grandes que la suya y pienso "que hermosamente patético" y que buena que soy.

Soy muy excelente madre...

sábado, 14 de abril de 2012

Nadie sabe para quién escribe

Pensé que este sábado sería como los últimos; sin embargo por alguna exótica razón comencé a hurgar en cajones viejos; me encontré con fotos que no había visto, fue menos el morbo que las ganas de seguir buscando, pasé rápido sobre los rostros desconocidos, terminé por aburrirme.

Entonces me acordé de ella, su rostro no estaba en ninguna de las imágenes anteriores ¿dónde estaba aquella mujer que en su momento me quitó el sueño? No recordaba su nombre, San Google tendría la respuesta, unas hojas por aquí, otras por allá ¡Bingo! ahí estaba.

Comencé a leerla, tendría más de un año que no meticheaba entre sus cosas, solía leerla buscando indicios de algo, interpretar entre líneas, en algún tiempo sus escritos alimentaron mi celo.

Me descubrí en sus imágenes, ahí estaba yo, más joven tal vez, más limpia, pero era yo, me encontré entre sus oraciones simples y subordinadas ¡la quise tanto! Miré los muñoncitos de mi cuerpo -bordecitos de piel regenerada sobre las heridas- ella los tenía también, continué leyendo, me gustaría citar algunas de sus fraces pero eso dejaría al descubierto mi voyerismo, y no me permito tal falta de glamour; ha estas alturas de mi vida le perdono todo, pues jamás tuvo culpa, admito -incluso- que la quiero.

Nadie sabe para quién escribe, hoy escribí para y por ella.


No era yo, era una cosa en mi

Resulta que me sentía horrible, animicamente deprimida, y cansada, además un intenso dolor comenzó a apoderarse de mi cuerpo. Sinceramente todo lo atribuí a mi estado de ánimo, no suelo enfermarme, sólo me entristezco de vez en cuando, así que, cómo saber que mi cuerpo ahora sí estaba mal.

Se trataba de un cuerpo, cosa, algo, sin nombre ni forma (o por lo menos no se la vi) que estaba creciendo dónde no debía, y mi cuerpecito comenzó a avisarme que aquella cosa extraña lo había tomado.